Se dice que no menos de 200,000 mujeres participaron en la protesta del domingo 8 de marzo, en la que protestaban de los problemas de inequidad, desigualdad y violencia a la que están sometidas las mujeres hoy en día en nuestro país y que cada vez va en aumento.
Esto ha generado varios problemas para el gobierno, la sociedad y la economía, pero aunque esto no es nada nuevo, la crueldad de los últimos, feminicidios, han sido la gota que ha derramado un vaso acumulado por décadas. Este problema social es algo colateral, ya que no afecta solamente a un grupo de mujeres en especifico ni se basa en el ingreso o el gasto, le ha pasado tanto a las mujeres directoras de grandes empresas como a las empleadas domésticas, las estudiantes de instituciones públicas o privadas etc. Y el resultado de todo esto, es que esa violencia a hecho que las mujeres tengan miedo y se sientan vulnerables, saliendo a las calles a manifestarse de diversas maneras. Una de estas manifestaciones fue justo el llamado a que las mujeres se abstuvieran de trabajar, consumir o producir durante un día entero, y bajo el nombre del 9 nadie se mueve, se llevo al cabo un paro, el cual tuvo una gran aceptación por parte de la mayoría de los ciudadanos, dejando a los opositores de esta protesta como pálidos reclamos de quienes se niegan a ceder o compartir el poder. Después de la protesta y del paro está claro que muchas prácticas habrán cambiado en la sociedad y que hombres y mujeres tendremos que aprender a establecer y cumplir nuevas reglas de convivencia. Pero hablando en cuestión económica , en este día se estima que se detuvieron, aproximadamente el 40% de la fuerza de trabajo con contratos dentro de la economía nacional y aunque para saber exactamente los efectos dentro de la economía se necesitarán varios días, se estima que esto representará un costo sobre los 26,000 millones de pesos, una previsión provisional aumentaría el monto en 11,600 millones más si se suma el trabajo informal. Este impacto aunque no fue grande por otra parte no es nada despreciable y aunque no se puede considerar catastrófico, el paro sirvió para visibilizar rangos y problemas sobre todo, de carga social y simbólico; nos dimos cuenta, por ejemplo de lo que en la realidad significa el trabajo no remunerado en el hogar y de la importancia que representan las mujeres en este ámbito. También pudimos darnos cuenta, según otras fuentes que las mujeres generan, en un sólo día, una economía similar al presupuesto de la UNAM por cincuenta jornadas laborables y de la simbiosis entre el trabajo que realizan hombres y mujeres, ya que este está divido, de la siguiente manera; el 10% del trabajo que realizan los hombres esta complementado por el trabajo que realizan las mujeres. Sin duda el impacto económico fue grande; sin embargo, si el empresariado, si los empleadores y los actores económicos, como parece ser, están dispuestos a aprender la lección, la mejor incorporación de las mujeres a la vida económica redundará en el mediano plazo, en la disminución del costo social y sobre todo, en una convivencia social más justa y más armónica.